martes, 2 de julio de 2013

Samuel de Champlain, su punto debil.

Es que hubo un punto débil en ese sueño que Samuel de Champlain había imaginado ya en el siglo XVI. Pero un punto débil que no dependió tanto de los iroqueses, duros, por cierto, y valerosos combatientes, a los que ni siquiera los jesuitas habían podido atraer en la órbita católica y francesa, aunque estos singulares misioneros conquistaron el respeto de los pieles roja, por el valor que demostraron durante la tortura. El verdadero desastre (si así lo queremos llamar, por lo menos a la luz de los sucesos posteriores) fue que este modelo de colonización daba espacio solamente a un número muy limitado de franceses, puesto que éstos, al llegar de Francia, debían convivir con los pieles roja y utilizar sus mismos modelos de vida. Por consiguiente, cuando a mediados del siglo XVIII se llegó al choque final con los ingleses, las pocas decenas de millares de franceses no pudieron hacer frente al número enormemente superior de aquellos. Y los aliados indios tampoco fueron suficientes.

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