Raimondo Luraghi, que escribió la que a mi juicio es la mejor historia de los Estados Unidos de América existente hoy en el mercado, por lo menos de parte italiana, describe al caballero francés de América del siguiente modo: "mitad señor feudal, mitad coureur de bois, poco sensible a los intereses mercantiles (que, al contrario, despreciaba), y fascinado por la vida en los bosques y los campos; se encontraba muy cómodo cuando, a la cabeza de sus legiones indias y viviendo con ellas, las llevaba a descubrir y a luchar.
"El hecho mismo de que el mercantilismo francés – escribe Luraghi – había atraído al hombre rojo dentro de la vorágine de la cultura europea, habría sido utilizado por la monarquía y por la iglesia para dar vida a un intento de imperio tolerante y paternal que América jamás había conocido antes, y que nunca volvería a conocer después. El nacimiento y el ocaso de la Nueva Francia, representaron para el indio el nacimiento y el ocaso de la única posibilidad que tuvo de convivir con la cultura europea sin ser aplastado por ella".
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