Así, la América francesa desapareció. Fue un sueño maravilloso, pero sólo un sueño. Compartido, claro está, por los franceses y por los indios. Mientras los protagonistas de la colonización inglesa están todos, o casi, enterrados en Gran Bretaña, los grandes franceses de América – como Champlain, como Frontenac, como Montcalm – yacen en cambio en el Québec. Y cuando se produjo el último enfrentamiento del siglo XVIII entre franco-indios e ingleses, los pieles roja dejaban a los cadáveres ingleses descabezados y con la boca llena de tierra: habían entendido
perfectamente qué pretendían, los ingleses, en América!
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